La escasez de combustibles que afecta a todo el país llevó a miles de rosarinos a replantear la forma de movilizarse restringiendo la utilización de vehículos particulares. Muchos de ellos acudieron al transporte público: taxis, remises y ómnibus.
Esta postal debería ser utilizada por las autoridades locales que tienen el transporte urbano de pasajeros a su cargo para analizar los números y mejorar en vías de dar prioridad al servicio de ómnibus frente al uso del auto particular.
Esta modalidad se utiliza en las grandes ciudades del mundo para poder descongestionar las arterias principales que movilizan a la población en horarios pico. Muchas veces se ha hecho la observación de cómo nos movilizamos los rosarinos al ver cientos de automóviles con un solo ocupante a bordo.
Por el momento existen algunas señales de mejorar, por ejemplo distanciando las paradas para mejorar tiempos de traslado. A esto debería sumarse la implementación inmediata del trasbordo en cualquier punto de la ciudad con el fin de posibilitar el traslado en ómnibus de los vecinos que no tienen ofertas de transporte a todos los puntos de Rosario.
Afortunadamente la crisis del combustible no afectó a las empresas prestatarias y si bien pudo haber restricciones en la cantidad de coches, en ningún momento se vió interrumpido el servicio. Otras ciudades del país y varios servicios interurbanos regionales dejaron a la población “a pié”.
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