martes, 17 de marzo de 2020

El transporte en tiempo de Corona Virus



Desde este domingo 15 de marzo pasado con las medidas lanzadas desde el gobierno nacional, Argentina se pone en guardia ante el inminente ataque del Virus COVID 19 -más comunmente llamado Coronavirus-

Básicamente se pide tratar de estar el mayor tiempo posible resguardados, lavarse bien las manos, desinfectar y mantener una distancia social.



Pero qué pasa en los transportes públicos de pasajeros?
Al respecto queremos transcribir un aporte de Mariano Antenore publicado en el Grupo Facebook de Buses Rosarinos.

Que los transportes públicos rosarinos de las tres empresas distan de ser un ejemplo de higiene, no es novedad.

Poco personal, escasos elementos y en muchos casos, insuficiente contracción al trabajo por parte de muchos de quienes deberían limpiar adecuadamente las unidades.

No obstante, una mayor limpieza no necesariamente se reflejaría en mejor sanitización ante el riesgo de virus. Se pueden desinfectar pasamanos, asientos, pero al rato puede asirse a ellos un infectado, y sus microbios trasladarse a otras personas.

La situación se agrava en los vehículos con vidrios sellados, que dependen de climatización permanente (con mayor consumo energético). Faltará en esos coches renovación de aire, salvo cuando se abrirán las puertas.

¿Qué ocurre con los conductores?
El pasajero estará un rato a bordo, pero el conductor lo hará entre seis y nueve horas. El conductor podrá estar en contacto con 600-1.000 pasajeros durante su turno.

A excepción de los Trolebuses de la Línea Q, el resto de los transporte de la ciudad no tiene cabina aislada.

Al igual que el personal médico, expuesto durante horas a virus y bacterias, los conductores profesionales deberían hacerlo con barbijos del tipo indicado para filtrar el coronavirus.

También, al igual que en países como el Japón, los conductores podrían adoptar el uso de guantes para ejercer su trabajo. Éstos resultan una barrera física entre elementos contaminados y la piel del empleado. Si bien no son infalibles, reducen los riesgos de contraer microbios existentes en pasamanos y en otras partes del coche. Claro que quien los use deberá tener la precaución de evitar tocarse su propio rostro con ellos, especialmente, su boca y nariz. Por cierto que los guantes (sean de látex o de nitrilo) deberían ser reemplazados y descartados dos o tres veces en cada turno laboral.

Las medidas se complementarían con la entrega de alcohol en gel a los choferes.
Por otra parte, las circunstancias desnudan las falencias en torno a la falta de baños, piletas con agua corriente, jabón y toallas descartables en las puntas de línea.  Muchas veces los choferes se ven urgidos a miccionar contra un árbol o el propio vehículo, sin tener la posterior oportunidad de lavarse sus manos



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